Tema 2.2 Principio de Participación
Participación ¿Derecho y/o Responsabilidad?
La participación es una práctica de las sociedades democráticas para tener acceso a las decisiones de los gobiernos que repercuten en la vida de todas y todos. En los regímenes autoritarios, la participación es nula dado que se parte de la premisa de que el individuo no debe intervenir en los asuntos públicos. En la educación para la paz, la participación se entiende de manera amplia como una herramienta para la construcción de ciudadanía, de autonomía, de diálogo y de corresponsabilidad; es decir, se requiere la presencia activa de todas y todos como sujetos de derechos que forman parte de la sociedad.
La participación es un derecho, pero también es una responsabilidad que debemos ejercer y fomentar, pues en ella se expresa la multiplicidad de intereses, necesidades y puntos de vista diversos, en donde se manifiesta y se respeta la diferencia. Participar significa "tomar parte", involucrarse activamente en el grupo o grupos a los que pertenecemos de manera tal que la participación es un acto social, no se puede participar en solitario y ello implica compartir con las y los demás y viceversa. Es un proceso dialéctico individuo-grupo, pero no se puede participar permanentemente en todo; debemos privilegiar algunos espacios.
Como docentes es importante tomar en cuenta que no todos(as) nuestros(as) alumnos(as) pueden ni quieren participar en todo y en ocasiones, aunque se quiera, no se puede; por ejemplo, un alumno con discapacidad física, no puede participar en saltos o pirámides que puedan lastimarlo. Es necesario buscar alternativas de participación para todos(as) atendiendo a sus habilidades, destrezas, talentos y deseos.
En el aula la participación cumple una función primordial dado que la clase la hacemos todos(as); una sesión donde sólo habla el docente o un(a) alumno(a), se convierte en monólogo. La participación de los estudiantes no debe ceñirse a los comentarios o preguntas para el docente, sino a través de ejercicios cívicos como "elecciones escolares" o "fiestas de fin de curso". Cuando un(a) alumno(a) no quiera participar en ninguna actividad, no debemos reprenderlo(a) ni castigarlo(a), más bien requiere estimulación para manifestar su rechazo.
En muchas ocasiones la falta de participación se debe a la humillación o ridiculización de la que un alumno o alumna fue objeto en situaciones anteriores. Participar requiere confianza: si el alumno o alumna más tímido(a) se manifiesta, no lo volverá a hacer si es objeto de burla. Las exposiciones en equipo son buen ejemplo de esto; en ocasiones, el equipo que expone es ignorado por el resto del grupo pues se piensa que no son dignos de escucha; sólo hay que escuchar al(a) profesor(a) porque además de lo que hable dependen los contenidos del examen.
En la elaboración de las normas se puede enfatizar preguntándonos ¿Qué esperamos de los(as) demás cuando estamos hablando? ¿Queremos ser escuchados con atención? Algunas frases y actitudes que desalientan la participación pueden ser:
- "¡Explícate mejor!"
- Siempre dices tonterías".
- Tú no sabes del asunto, mejor cállate".
- Poner cara de que lo que está diciendo alguien es absurdo.
- Interrumpir la frase de alguien que está hablando.