Tema 2.3 Principio de Respeto a la Diversidad
Variedad y Estereotipos
La mayor riqueza de los seres humanos radica en la variedad, no sólo en el aspecto físico de nuestros rasgos, color de piel o estructura ósea, sino en aquella capacidad que a lo largo de la historia nos ha hecho construir y recrear nuestra vida de distintos modos: vivir bajo creencias diversas, vestir con diseños y colores variables, cocinar, festejar, creer, educar, convivir, escribir, transmitir, adorar, inventar y viajar, por citar ejemplos.
Cada habitante de este mundo es un ser único e irrepetible en el que confluyen rasgos biológicos, psicológicos y emocionales determinados. Aprender a convivir con la multiplicidad es un reto de nuestra sociedad contemporánea, puesto que no somos una comunidad homogénea, más bien, con la migración y la mezcla entre grupos, la coexistencia de costumbres, rasgos o ideas indefinidas se hace evidente.
El ambiente escolar no está exento de las diferencias, y en muchas ocasiones es allí donde podemos experimentar la idea de que el mundo no está hecho para nosotros(as), o que no pertenecemos, debido a que nos enfrentamos a una serie de experiencias nuevas o que se acentúan. Los apodos, las burlas cuando la respuesta no era la acertada, el regaño del profesor(a), las miradas retadoras en el patio, el chisme en el que nos involucraron, los mensajes violentos y obscenos escritos en las paredes de los baños o colocados en una red social, los golpes entre compañeros(as), tocamientos en los genitales, el número cero enorme y en color rojo en el examen que reprobamos, el "tirito" (pelea) a la salida de la escuela,la orden de salir en pantalones cortos a la clase de Educación Física, el "taloneo" (pedir dinero), la expulsión de una clase por la apariencia física (cholos, punks, darketos), etcétera, son sólo algunos ejemplos de lo que se puede padecer en la escuela, en donde tanto docentes, como personal administrativo, de intendencia y estudiantes forman parte.
La discriminación se presenta entre alumnos(as)-alumnos(as), profesores(as)alumnos(as), directivos(as)-profesores(as); es decir, todas las relaciones posibles son susceptibles de violencia, por lo que debemos trabajar en aras de un ambiente en el que seamos respetados(as) y respetar a las y los demás sin importar su rango, rol o edad.
Dentro del aula, colocándonos en la relación profesor(a)-alumno(a) con respecto a la enseñanza-aprendizaje, existen ciertas actividades que propician la competencia y la hostilidad entre compañeros(as). Respetar las diferencias implica reconocer que todos(as) y cada uno(a) de los alumnos(as) poseen peculiaridades que los hacen aprender de modos distintos, a ritmos específicos y con habilidades propias.
La idea de "homogeneizar" esperando que alcancen el "10" de calificación, conlleva la dilución de las características específicas de los individuos; es decir, cuando el modelo a alcanzar es esquemático e inflexible, propicia que aquellos(as) que no se acercan a ese ideal, se sientan marginados(as), incapaces e inútiles por no lograr lo que se espera de ellos(as).
Es muy revelador y puede contribuir al respeto de las particularidades, la teoría de las "inteligencias múltiples" de Howard Gardner9 que plantea que "la inteligencia es un proceso y una capacidad que se desarrolla", por lo que todos y todas tenemos la posibilidad de hacer tal o cual cosa, mientras que el modelo de enseñanza que hemos heredado ha privilegiado algunas, dejando de lado que somos seres integrales.
En el marco del respeto a las diferencias debemos promover la "tolerancia": esta actitud tan difundida, tan mencionada, pero tan poco ejercitada. Entre las distintas concepciones de tolerancia, podemos mencionar:
- Partir del hecho de que nadie posee la verdad universal, así como que nadie está absolutamente equivocado(a).
- Reconocer que las y los demás tienen derecho a pensar, sentir y vivir diferente a nosotros(as).
- Superar el miedo a la diferencia.
- Aprender a no tener la razón.
Tolerar no es sinónimo de aguantar o soportar, requiere un proceso de reconocimiento y aceptación, donde se evita la ofensa y la ridiculización de cualquier tipo y donde se exhorta a las y los alumnos a respetar las opiniones y las formas diversas de vida, por más que parezcan extrañas.
Siempre que se habla de tolerancia surge la pregunta pertinente ¿Debemos tolerar todo? La respuesta es no, la Cultura de la Legalidad y de respeto a los derechos humanos nos da la pauta y guía el actuar. No debemos tolerar conductas que atenten contra la legalidad, la dignidad, la integridad física y psicológica y los derechos humanos, pues si toleramos conductas perniciosas no sólo fomentamos la violencia y la discriminación, sino que podemos caer en el individualismo y en la carencia de solidaridad con nuestros semejantes. Tolerar la pobreza, por ejemplo, es una muestra de injusticia social.
Con respecto a la discriminación, la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, reformada y publicada en el Diario Oficial de la Federación el 27 de noviembre de 2007, en su artículo 4º, entiende por ésta:
toda distinción, exclusión o restricción que, basada en el origen étnico o nacional, sexo, edad, discapacidad, condición social o económica, condiciones de salud, embarazo, lengua, religión, opiniones, preferencias sexuales, estado civil o cualquier otra, tenga por efecto impedir o anular el reconocimiento o el ejercicio de los derechos y la igualdad real de oportunidades de las personas.